El padre de las hayas

Este fin de semana he recorrido 400 km para llegar a una de las zonas más bonitas que se encuentra en el límite de Castellón con Cataluña. El Hayedo del Retaule. Un espectacular y excepcional bosque de hayas situado en la zona más meridional de España y casi de toda Europa.

Estos bosques crecen en climas fríos diferentes a los que tenemos en la comunidad valenciana, pero gracias a la sombra producida por las montañas de alrededor se crea un microclima más frío que permite su supervivencia.Este cambio de temperatura se podía sentir conforme entrabas en el hayedo, era como entrar en otro mundo, mientras que la humedad aumentaba la temperatura bajaba.

Uno de los motivos, y de los retos de ir a este bosque era llegar al Faig Pare, un haya de 350 años y de 25 metros de altura que se encontraba en la zona más lejana de nuestra ruta. Sinceramente, un árbol así impresiona, y mucho. Transmite tranquilidad, como si todo lo que hubiera bajo de él estuviera protegido. Este árbol ha pasado más que cualquiera que lo haya visto. Caprichos de la naturaleza.
Durante el transcurso de la ruta fuimos pasando de una vegetación con un color verdoso a un manto de hojas rojizas en el suelo que nos impresionó. Llegamos un poco tarde ya que todas las hayas habían tirado las hojas, pero el paisaje era igual de bonito. Pasamos por la Font del Teix, una grandísima pared de piedra y por debajo el transcurso del río. Cuando veo cosas así, me pregunto: ¿Cómo estaría antes del paso del hombre? Antes de ser una reserva, era una zona más dentro de un gran paraje natural. Pero llega el hombre, lo rodea y solo entonces decide protegerlo. Aquí no ocurre de manera exagerada, pero sí en otros lugares para suplir nuestras necesidades.

En cierta manera me siento orgulloso. Cada vez la gente está más concienciada y respeta más los espacios naturales.

Otras de las maravillas de la naturaleza que vimos fue el pi gros. Un pino de 700 años de edad y casi 2 metros de diámetro. Sí, otra de las cosas que no te deja indiferente.

Haciendo honor a mis gustos. Tuvimos la suerte de poder ver en lo alto de las montañas una pareja de buitres comunes volando alrededor. Una pena no poder haberlos visto más de cerca. (Intuyo que serían buitres, aunque no lo sé con certeza).

Sí, es cierto que tengo mucho carácter y que me gusta hacer las cosas a mi manera, pero al ir en grupo no siempre puede uno salirse con la suya, así que no hicimos la ruta que yo tenía pensada, una ruta circular de 5 horas que tocaba las zonas más emblemáticas del parque. Hicimos otra más «corta» que acabó siendo igual de larga que la anterior. Tengo que decir que disfruté como siempre que voy a la montaña, a la naturaleza. Y como digo siempre, se disfruta doble si vas bien acompañado. A pesar del cambio seguí viendo sitios increíbles que me confirman lo que quiero, y quiero ya.

Espero haberos acercado un poco más a ese sito del bosque que tanto me gusta.